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sábado, 1 de noviembre de 2008

INDIGNACIÓN

Ayer viernes, por la tarde, al entrar en casa y mirar el buzón, me sorprendió un aviso de Correos de un certificado. Es curioso ver como los empleados de correos deben de estar aprendiendo para médicos, en el sentido de que es bastante difícil poder leer y acaso comprender lo poco que escriben. Pude llegar al final a la conclusión de que el remitente era la Delegación de Hacienda y que disponía de siete días para pasar por la oficina a recoger el certificado. Menos mal que en este caso abren por las tardes, con lo que allí me dirigí.

Por el camino uno empieza, casi sin querer, a hacer conjeturas acerca del contenido tan importante para que te lo dirijan certificado y con acuse de recibo. De mi declaración de renta estoy al día y de mis avatares empresariales también. En fin ….

Una vez recibido el documento, en el momento, procedo a abrirlo y leo con avidez. Se trata de un “Procedimiento de Apremio”, palabras duras, teniendo en cuenta que cinco minutos antes no sabía de que podría ir este asunto. Van, y me apremian. Yo no siento ningún placer en sentirme apremiado, pero “ellos” si deben de obtenerlo en esta función de apremiar.

Buscando, buscando, Hacienda es una mera correa de transmisión de nuestra “amiga” DGT, léase Dirección General de Tráfico, que dice que tengo una deuda con ella por una sanción identificada por un montón de números, doce en concreto.

Declaro aquí y ahora de que no tengo ni la más remota idea de tener pendiente nada, y menos con la DGT. La multa era inicialmente de 300 euros, pero por mor de los apremios, tasas, recargos ordinarios y extraordinarios, se ha convertido en la nada despreciable y redonda, además de bonita, suma de 372 euros. ¡ Y yo que estaba ahorrando para comprarme un televisor de pantalla plana ¡ Seguiremos viendo la poca tele que vemos en el clásico.

El teléfono de información de Hacienda, que funciona por la tarde, no me puede comunicar nada aparte de los doce numeritos de “mi” multa y me remite a la DGT. Los teléfonos de la susodicha no son tomados por nadie, aunque dada la profusión que existe de ellos es posible que esté intentando comunicarme con el servicio de limpieza del garaje. Lo más probable es que a estas horas, cerca de las siete de la tarde, no haya servicio de información.

Como uno intenta estar al día de las modernas tecnologías, se me ocurrió pensar que con mi flamante certificado digital o incluso con mi DNI electrónico podría acceder a la web de la DGT y seguro que allí hay un apartado, moderno, que me permita recabar información de esa multa fantasma, que todavía no he conseguido saber de qué va, ni siquiera si es mía. Pero a la web de la DGT parce que todavía le falta un hervor de modernización. Hay algo de los certificados en la consulta del saldo de puntos, pero con unos especiales y no el de la Fábrica de Moneda y Timbre, por lo que al final intento acceder con mi DNI electrónico, sin conseguirlo tras varios intentos y apagados y encendidos del ordenador.

Ya hasta el lunes me tengo que quedar con el “concome” de no poder obtener información de todo esto. El lunes por la mañana me armaré de paciencia, y teléfono, para intentar traducir esos doce numeritos en algo inteligible y conocer cual ha sido la infracción que he cometido por un valor, ya, de 372 euros. Me temo que no va a ser suficiente el teléfono y tendré que pasar del tema o al final perder una mañana en ir personalmente a las oficinas de la DGT a ver si consigo averiguar algo.

Continuará …..