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sábado, 18 de enero de 2014

TRIQUIÑUELAS



El mundo de las compras ha sufrido un cambio radical en los últimos tiempos. Y como ocurre con facilidad, casi no hemos podido apreciar como vamos alterando nuestras costumbres en este sentido. Si volvemos unos años la vista atrás, la mayoría de nuestras adquisiciones eran presenciales, yendo a un comercio más o menos grande, interaccionando con el vendedor y llevándonos en nuestras manos el producto de la compra previo pago de su importe. En el caso de que no dispusieran de lo que buscábamos, la cuestión era reservarlo para que nos lo pidieran y en algunos casos, dependiendo del comercio y el comerciante, dejar una señal para demostrar que estamos de verdad interesados en hacernos con ese producto en esa tienda.

Hogaño, aunque vayamos a una tienda, ciertos productos no siguen el protocolo. Hace no mucho adquirí una cámara de fotos de un cierto precio en una tienda convencional, en la que no disponían de ella, y me exigieron como condición el pagarla de forma completa para iniciar su pedido. Justo es mencionar que continué con el proceso porque el precio que me ofrecían era muy competitivo y me interesaba. Pero además, no tuve que volver a la tienda a recogerla pues la compra culminaba con el envío de la misma directamente a mi domicilio. ¿Para qué la fábrica o la empresa distribuidora va a tener que enviarla a la tienda si la puede enviar directamente al domicilio final y ahorrar gastos? Ya me dirán Vds. si esto no es un cambio sustancial en las formas de comercio, incluso cuando estamos hablando de una tienda física de las de toda la vida.

La venta por correo siempre ha tenido mala prensa en España. Recuerdo aquellos catálogos que recibíamos en nuestros domicilios, generalmente de ropa o cosas para el hogar y a los que no hacíamos mucho caso, porque era un problema el envío, el pago o las devoluciones. En otros países, como por ejemplo Inglaterra, la venta por correo estaba muy asentada y yo recuerdo al principio de los años 80 haber comprado cosas por este sistema en empresas de ese país, MOTHERCARE era una de ellas, sin ninguna pega. Y de esto podemos deducir que el sistema no es el problema, sino como se implementen los diferentes pasos que intervienen en el proceso, como se vigilen y como se responda de ellos ante el cliente.

Internet ha aportado mucho a esto y las compras por este medio se van incrementando día tras día. Hay procedimientos muy contrastados para implementar los pasos que intervienen en una compra por internet pero justo es decir que no todas las empresas los vigilan y los miman para que el cliente se sienta satisfecho, repita y, muy importante, hable bien del asunto no solo a sus amigos y conocidos sino en la propia red, donde los foros y comentarios pueden adquirir una expansión notable.

Kindle, mi lector eléctrónico de libros fue adquirido hace años en Estados Unidos, concretamente a Amazon, antes de que se hubiera instalado en España. Las empresas demuestran su compromiso y efectividad especialmente cuando hay problemas: en aquella ocasión los hubo y la respuesta no pudo ser más satisfactoria, incluso por encima de lo aceptable, pues me cambiaron el aparato aún cuando se había roto por una negligencia mía en ningún caso imputable a ellos. Si se tiene ganas de profundizar un poco en esto, se puede comparar la descripción de aquello en la entrada EFI...QUÉ? AMAZON con esta otra, BUSCÁNDOSELAVIDA [SAT]. publicada hace unos días.

Por ello, insisto, lo fundamental es ver como se comportan las empresas y los vendedores. Yo compro por internet con asiduidad, porque me resulta cómodo, práctico, efectivo y los resultados que espero y que me ofrecen me satisfacen. Pero eso sí, tengo buen cuidado en algunos aspectos. No me fío en un primer momento de todas las empresas, especialmente según el importe de la compra. Algunas ya son contrastadas para mí, como por ejemplo PCCOMPONENTES, AMAZON, IBERLIBRO o APPINFORMATICA donde compro con toda tranquilidad y donde cuando he tenido problemas me los han resuelto a entera satisfacción, cosa que no ha ocurrido con otras muy notables, como por ejemplo PIXMANÍA, a la que he puesto la cruz por no resolver de forma satisfactoria un problema que me surgió con un aparato que rondaba los 200 euros y que tras dos envíos a mi costa a su servicio técnico tengo roto en un cajón por no tirarle. En otros casos y especialmente cuando la cuantía no es muy elevada, opciones como el entramado de eBAY o DealXtreme son muy buenas pero asumiendo los posibles problemas que se pueden producir en el envío.

En todo caso, hay que extremar el cuidado en el pago, utilizando métodos como PayPal, WIZZO o tarjetas VISA virtuales recargables en el momento. Y además y muy importante, leer la letra pequeña, toda la letra pequeña, en relación a la DISPONIBILIDAD del producto y los costes, formas y plazos de ENVÍO. Con la disponibilidad se emplean triquiñuelas tales como ocultar si efectivamente disponen del producto para su envío inmediato o hay demoras por tener que hacerse el vendedor con un producto que en realidad ofrece pero no tiene en su poder y que normalmente consigue en fábrica, pero no siempre los plazos son correctos. En cuanto al envío es muy conveniente pagar un poco más y optar por envíos que sean rastreables con su correspondiente código, de forma que podamos seguir el paquete en sus diferentes fases y que quede constancia efectiva de si lo hemos recibido o no, como justificación a la hora de elevar una reclamación.

Comprar por correspondencia a través de internet puede ser una delicia pero también un dechado de problemas si no tenemos un cuidado exquisito con las empresas con las que interaccionamos y con los pasos que seguimos.