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domingo, 16 de marzo de 2014

PÁRRAFOS



Como devorador activo de libros no puedo evitar fijarme en ciertos aspectos estéticos que se aprecian en la maquetación, no solo en libros en papel sino también en los electrónicos. Son cosillas sin importancia pero que incitan mi curiosidad y me llevan a investigar un poco las razones por las que ocurren. No siempre se puede encontrar una explicación concluyente pero a base de hurgar un poco en la red se pueden aprender cosas interesantes.

Haciendo un poco de historia sobre estos temas, recupero la información aportada en una entrada de este blog de hace unos meses titulada «COMILLAS» en donde me hacía eco del abandono del uso de las comillas llamadas latinas o españolas ( « - » ) cuando realmente son las apropiadas según las normas de escritura existentes. Allí se llegaba a algunas conclusiones sobre la influencia de los procesadores de textos en el ordenador y una forma posible de salir del paso si realmente queremos utilizarlas.

En este orden de cuestiones que llaman mi atención, también hace unos meses me encontré en un libro de José Luis Palma Gamiz titulado «El paciente de El Pardo» con unos dibujos tipográficos que cerraban los capítulos. Era un libro en formato electrónico pero quedaba muy resultón y dediqué un tiempo a investigar el asunto. Ha pasado tiempo pero estoy a punto de empezar a utilizarlos cosa que el lector de este blog podrá apreciar como cierre final de las entradas. Para dar una indicación, he tenido que buscar juegos de caracteres de los llamados de tipo «border», seleccionar de algunos de ellos los dibujos que me gustaban y luego convertirlos en imágenes, porque no se pueden utilizar estos caracteres en cualquier parte. Otro problema es todavía la coloración del fondo, que solo consigo de forma aproximada, pero estoy en ello, es cuestión de dedicarle tiempo y hacer pruebas.

Pero a lo que me quiero referir hoy es al concepto utilizado en impresión denominado «sangría», que en su acepción quinta del diccionario de la Real Academia dice así: «empezar un renglón más adentro que los otros de la plana, como se hace con el primero de cada párrafo.». En la imagen que acompaña esta entrada se pueden apreciar reproducciones de un par de libros publicados estos últimos meses. Concretamente son «el Paciente» de Juan Gómez-Jurado y «Apaches» de Miguel Sáez Carral. Por disponer de estos libros concretos tanto en papel, cortesía de la editorial Planeta que me los ha regalado firmados por los autores, como en «ebook», que me los he comprado, puedo apreciar que la imagen es la misma en papel que en electrónico.

Tanto en el primer párrafo en los comienzos de capítulo como tras una separación ampliada de párrafos, podemos observar que no se produce la sangría. ¿Por qué? Lo que en principio he pensado como base para comenzar es que puede ser debido a algún problema o ajuste en el programa informático que utilicen en la editorial Planeta para maquetar los libros. La solución es ver cómo se resuelve esto en otro libro de otra editorial que también tengo tanto en papel, que lo ha comprado mi mujer, como en electrónico que lo he comprado yo. Aprovecharé de paso para hacer propaganda de este libro de Javier Ruescas, titulado «LIVE» y que es el tercero de la saga «PLAY» publicado esta semana por la editorial Montena. Lo que ocurre en este caso es curioso: la edición en papel está correcta porque lo que se utiliza es la llamada «letra capitular» al principio del primer párrafo de cada capítulo, esa letra a tamaño mayor que el resto para mejorar el aspecto. Esta letra capitular aparece en la edición electrónica pero se provocan dos pequeñas anomalías: no hay sangrado, lo que puede ser correcto, y además se ve afectado el espaciado entre la primera y segunda líneas siendo más amplio que el normal. Un efecto que no tiene importancia en la lectura pero que llama la atención.

Por supuesto que el procesador de textos «word» permite controlar con precisión estos temas, pero manejando otro de los programas más extendidos en la preparación de libros electrónicos, denominado «QUALITYebook» he visto que tiene parámetros de configuración recogidos en un fichero de tipo «.ini» que afectan a la forma en cómo se construyen estas letras capitulares y estas sangrías en los párrafos iniciales: son los campos de clave etiquetados como «StyleCapitular» o «SyleFirstP».

Ahora la cuestión es si este programa u otro parecido es el que manejan las editoriales pero en todo caso no me gusta que se queden las cosas así porque o bien existen modos como el comentado de manejar la apariencia o si no habrá que solicitarlos a los programadores como una mejora de los programas. Todo para que la estética quede lo mejor posible.