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sábado, 30 de mayo de 2015

DICHOS




Ya está, pasaron y benditas vayan las elecciones municipales y autonómicas que tuvieron lugar el domingo pasado y que han dejado esto que no hay quién lo reconozca. Los que han ganado, eso dicen, no las tienen todas consigo y los que llegan nuevos tienen un mundo por delante al que enfrentarse, que hasta el rabo todo es toro. Y ya que nos ponemos a «refranear», vocablo incorrecto por el momento, me he dado una vuelta en clave política por el libro titulado «Diccionario de refranes» de Luis Junceda, haciendo una lectura rápida y seleccionando aquellos que me ha parecido que podían tener algo que ver o podían ser aplicables al mundillo que rodea a la política y los políticos. Los refranes, sentencias contundentes de la sabiduría popular, tienen sus interpretaciones y aplicaciones a diversas situaciones, así que mis criterios de selección son míos y pueden no estar en sintonía con los de cualesquiera.

He seleccionado ciento sesenta, con mejor o peor criterio, tratando de escoger entre todos ellos uno que mayormente reflejara lo vivido en estos últimos días. Tarea difícil, pues en una primera pasada me quedaron veintisiete. Pero como por alguno había que decidirse, dejando traslucir algo de mi personalidad pícara, el que pueden ver en la imagen ha sido el que se ha llevado la palma. No nació con un trasfondo de aplicación a contextos políticos, pero quién sabe, a mí me parece que algo de ello hay.

A continuación la lista de los seleccionados, sin ningún orden ni concierto, excepto que los primeros han sido los seleccionados en una primera instancia; cortesía para aquellos lectores faltos de tiempo que no quieran leerlos todos. Muchos de ellos son generales y conocidos, otros no tanto, y su aplicación al mundillo de la política y los políticos es dependiente en gran medida de los pensamientos de cada uno. Habría mucho que discutir, pero ahí quedan.

Nadie diga de esta agua no beberé.
Ahora que tengo potro pongo la vista en otro.
Bien barre la escoba nueva, pero pronto se hará vieja.
Tres españoles, cuatro opiniones.
Al alzar de los manteles, haremos cuentas y pagaredes.
Calumnia, que algo queda.
Quien quiera saber lo que vale un potro, venda el suyo y compre otro.
Al que yerra, perdónale una vez, más no después.
Aunque duela, salga la muela.
Quién amaga y no da, miedo ha.
Malos reyes, muchas leyes.
No mires quién te lo dice, sino lo que se te dice.
Alcalde de aldea, el que quiera que lo sea.
Quién con un cojo pasea, al año cojea.
¿Quieres ser muy conocido? Pues mete ruido.
Perdones hacen ladrones.
No hay cosa escondida que al cabo del tiempo no sea bien sabida.
No apruebes hasta que pruebes.
Nunca faltan rogadores para putos y malhechores.
Tanto decís que creo que mentís.
Quién de traidores se fía, lo sentirá algún día.
Parlamento, charlamento; cuanto allí se habla se lo lleva el viento.
No quiero, no quiero, pero échamelo en el sombrero.
Más enseñan los desengaños que los años.
Nada sabes si no saben que lo sabes.
Unos dicen lo que saben y otros saben lo que dicen.
Quién tiene el tejado de vidrio no lance piedras al de su vecino.
En boca del mentiroso, lo cierto se hace dudoso.
Entre bellacos, virtud es el engaño.
Piensa el ladrón que todos son de su condición.
Primero yo, después yo, y siempre yo.
Quién malas mañas ha, tarde o nunca las perderá.
Quién más tiene más quiere.
Quién un mal hábito adquiere, esclavo de él vive y muere.
Reprende vicios ajenos quién está lleno de ellos.
Ruin habilidad, meter mentira para sacar verdad.
El truhan y charlatán, mintiendo ganan el pan.
Al agradecido, más de lo pedido.
Bien predica Fray Ejemplo, sin alborotar el templo.
Una cosa es predicar y otra dar trigo.
Amigo reconciliado, enemigo doblado.
Quién tiene dineros tiene compañeros.
Viose el perro en bragas y no conoció a su compañero.
Cuando quise, no quisiste; y cuando quieres, no quiero.
Jefes y burros viejos, lo más lejos.
A galgo viejo, echadle liebre, no conejo.
A perro viejo, no hay tus tus.
Jaula abierta, pájaro muerto.
Mal ladra el perro cuando ladra de miedo.
Por la boca muere el pez.
¡Y vuelta la burra al trigo!
Las zorras de mi lugar son como las de los demás.
Antes son mis dientes que mis parientes.
La avaricia rompe el saco.
El pan, pan; y el vino, vino.
Mudanza de tiempo, bordón de necios.
En la iglesia manda Dios y en el campo los pastores.
El que no es para estudiar, dedíquese a arar.
A las doce, el que no tenga pan, que retoce.
Dame pan y dime tonto.
De paja o heno, el pancho lleno.
Los duelos con pan son menos.
Hay más días que longanizas.
Menos mantel y más que comer.
Ni amigo reconciliado ni asado recalentado.
A camino largo, paso corto.
A lo hecho no hay remedio; y a lo por hacer, consejo.
A palabras torcidas, respuestas derechas.
A quién lo quiere celeste, que le cueste.
Antes que acabes no te alabes.
Cada uno cobre según lo que obre.
Consejos vendo, que para mí, no tengo.
Cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon la tuyas a remojar.
Del dicho al hecho hay largo trecho.
Hacer bien a gente ruin, buen principio y mal fin.
Lo mejor de los dados es no jugarlos.
Manzana podrida pierde a su compañía.
Más vale prevenir que curar.
Más vale tarde que nunca.
Más vale un «toma» que dos «te daré».
Ninguno que tenga nariz llame a otro mocoso.
No te cases con tu voto, mira lo que dice el otro.
Las palabras y las piedras sueltas no tienen vuelta.
Por dónde se peca, se paga.
Quién del pez huye, contra si arguye.
Quién hace mal, que espere otro mal.
Quién mucho habla, mucho yerra.
Quién mucho te alaba, te la clava.
Quién siembra vientos recoge tempestades.
Quién te engríe, de ti se ríe.
Si conoces que vas perdido, muda consejo y camino.
Siéntate en tu lugar y así no te han de levantar.
A dineros pagados, brazos quebrados.
A la bolsa sin dinero, dígole cuero.
Administrador que administra y enfermo que se enjuaga, algo traga.
Caridad con trompeta, no me peta.
Costumbres y dineros hacen a los hijos caballeros.
Compra con el rumor y vende con la noticia.
Dinero bien huele, salga de donde saliere.
Donde hay saca y nunca pon, pronto se acaba el bolsón.
No hay tal compañero como el dinero.
De los amigos me guarde Dios, que de los enemigos ya me guardo yo.
Puta la madre, puta la hija y puta la manta que las cobija.
Haga el hombre lo que debe y venga lo que viniere.
Hombre ruin, más ruin cuanto más din.
Oficio de concejo, hora sin provecho.
Una ola nunca viene sola.
Hoy casamiento y mañana cansamiento.
Caga el rey, caga el papa; sin cagar nadie se escapa.
Como se vive se muere.
Por grande que sea el barco, se lo traga el charco.
Al mejor cazador se le escapa la liebre.
Arrieros somos y en el camino nos encontraremos.
Ayer vaquero y hoy caballero.
Maestro Ciruela, que no sabía leer y puso escuela.
Ni al rico debas ni al pobre prometas.
Agua pasada no mueve molino.
Cada cual en su corral.
Confianza sin tasa empobrecerá tu casa.
Juega con el macaco pero no le tires de la cola.
Ni todo se ha de callar ni todo se ha de hablar.
Quién promete en deuda se mete.
El español da tiza después que pifia.
Lo que natura non da, Salamanca non presta.
No se ganó Zamora en una hora.
Quién lengua ha, a Roma va.
Quién necio es en su villa, necio es en Castilla.
Quién se fue a Sevilla perdió su silla.
Salir de Guatemala y entrar en Guatepeor.
La tierra de Jauja, donde se come, se bebe y no se trabaja.
El abad, de lo que canta, yanta.
¡Fíate de la Virgen y no corras!
Con un mucho y dos poquitos se hacen los hombres ricos.
Haz rico a un asno y pasará por sabio.
¿A mí con esas cañas, que soy el rey de las castañas?
Buen calamar, en todos los mares sabe nadar.
Cagajones y membrillos, todos amarillos.
La experiencia es la madre de la ciencia.
Nadie nace enseñado si no es a llorar.
No aprovecha lo comido, sino lo digerido.
Para aprender es menester padecer.
Unos saben lo que hacen y otros hacen lo que saben.
Nadie se acuerda de Santa Bárbara hasta que truena.
Tres santas y un honrado traen al pueblo agobiado.
A tu casa no venga quién ojos tenga.
Cenizas no levantan llama.
Quién se tira de la barba solo a sí se engaña.
Al almendro y al villano, con el palo en la mano.
Mal hace quién nada hace.
Nunca faltan rogadores para putos y malhechores.
Qué bueno es no hacer nada, y luego descansar.
Quién ruin es en su casa, ruin es en la plaza.
Tan mala memoria tengo que, si te vi, no me acuerdo.
Ciegos y mancos, todos santos.
En boca del discreto, lo público es secreto.
La ingratitud embota la virtud.
No basta con ser bueno, hay que parecerlo.
Pronto y bien, rara vez se ven.
Quién guarda, halla.
Todo se pega menos lo bonito.