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domingo, 28 de febrero de 2016

DESAFÍOS





Llevamos ya inmersos quince años en siglo XXI que al menos a mí se me han pasado volando. Dada mi profesión de informático, una de ellas, recuerdo como prácticamente hace nada estábamos todos expectantes ante el cambio de milenio por aquello que se denominó «efecto 2000» y que afectó en gran manera a los programas informáticos que manejaban las fechas con los años en dos posiciones y por lo tanto era un problema pasar del «99» al «00», lo que derivó en no pocos quebraderos de cabeza e inversiones millonarias para actualizar los programas de muchas empresas y pasar el año de dos posiciones a cuatro. Hay que decir que cuando pasemos del año 9.999 al 10.000 volverá a ocurrir lo mismo, pero no creo que ninguno de nosotros lo veamos, aunque la Tierra seguirá dando vueltas como lleva haciendo desde hace 4.500 millones de años.

Esta semana ha tenido lugar la primera clase de un curso titulado «Claves y desafíos del siglo XXI», dirigido por el eminente profesor Antonio Rodríguez de las Heras y al que por el momento puedo asistir. Fueron tres horas deliciosas escuchando el verbo ilustrado de este contrastado profesor, que nos despertó los sentidos acerca de unas cuantas claves para enfocar lo que a cada uno le quede de vida en este siglo, pues no veremos ninguno de los que estábamos presentes el cambio del siguiente.

Como indicación de por dónde van los tiros, un párrafo extraído de la presentación  

El curso va a tratar de las principales cuestiones que en esta primera década y media ha habido ya tiempo para que se revelen como claves en este siglo XXI. Son de una magnitud y profundidad excepcionales. Riesgo, incertidumbre y urgencia son las características de estos problemas (geopolíticos, ecológicos, tecnológicos, culturales y sociales) a los que se tiene que enfrentar el mundo de hoy. Y a la vez ocasión para construir un mundo que desarrolle el fascinante potencial evolutivo que contiene.

Sería tedioso transcribir aquí las trece páginas de notas manuscritas que tomé sobre asuntos interesantes, o que al menos a mí me lo parecían, derivados de la comunicación del profesor. Pero desgranaré algunos, aunque solo sea a vuelapluma. Quedan todavía catorce clases más donde a buen seguro disfrutaremos y nos asustaremos ante los planteamientos de este hombre de larga trayectoria académica y comunicativa. Hay multitud de artículos y entrevistas suyos disponibles en la red, pero por mencionar alguno sugeriría ver una entrevista de 2013 en la 2 de TVE bajo el programa «La aventura del saber» a la que puede llegarse haciendo clic en este enlace.

Aunque vivimos siempre en el presente, el pasado es nuestra memoria que nos permite establecer unas bases para un futuro como proyecto. El presente es efímero y contradictorio, se nos escapa entre los dedos, pero vamos construyendo un pasado como patrimonio de garantía para un futuro como deseo en el que imaginamos escenarios a los que nos gustaría viajar y otros que nos gustaría evitar.

Los conceptos de niñez, adolescencia, juventud, adultez y vejez han sufrido cambios drásticos en los últimos años. Muchos de los asistentes a la clase, un curso para mayores en la universidad Carlos III, hemos conocido en propias carnes los ejemplos servidos por el profesor. Por ejemplo, en mi caso, yo pasé de la niñez directamente a la adultez, pues en el verano de mis diez años ya tuve compromisos laborales, que se fijaron a los trece a diario de forma simultánea con los estudios hasta la actualidad. ¿Adolescencia? ¿Juventud? ¿Qué fue eso en mi caso? Al menos entendidas como las entendemos hoy, un tiempo en el que la juventud se alarga años y años y es frecuente ver a personas siendo «jóvenes» hasta alcanzar los treinta entre sus estudios y su búsqueda de trabajo.

Hablando de la niñez, ahora incluso antes de nacer obtenemos ecografías en 3D que nos permiten anticipar como será nuestro hijo y si será niño o niña e incluso y en el caso de posibles deformaciones decidir sobre su venida a este mundo. ¿Qué había de esto hace tan solo cincuenta años? Por no referirnos a que antaño buscábamos el pasar a adulto cuanto antes y hogaño, a los cincuenta, buscamos sentirnos jóvenes y que los demás nos digan aquello de «qué joven te veo», para lo que nos cuidamos físicamente y vestimos con ropas juveniles. A mediados del siglo pasado, una persona de cincuenta años era un señor mayor, muy mayor.

No somos conscientes de avances estratosféricos con los que convivimos a diario y que los ya entrados en algunos años hemos visto aparecer. Por citar algunos, la higiene con el agua corriente en las casas, fibras sintéticas en la ropa, la alimentación con la tecnología del frío y la conservación, la nanotecnología que permite introducir robots dentro de nuestro cuerpo para curar enfermedades, la química y los medicamentos, las comunicaciones, las enormes posibilidades en internet, los viajes en avión cuando hace cien años íbamos en carreta…

Todo se desarrolla de forma explosiva, con cierto descontrol, lo que provoca desajustes que es necesario ir corrigiendo, lo que no siempre es fácil. Los diseños del estado del bienestar de los años ochenta del siglo pasado no tuvieron en cuenta las realidades actuales, ergo están desfasados, no sirven y hay que reajustarlos. Pero… ¿con que criterios? Y esto no es bueno ni es malo, simplemente es así. El problema es que ni nosotros ni la sociedad estamos preparados para estos cambios tan vertiginosos.

Hace quinientos años se inventó la imprenta, con lo que los libros podían ser producidos en serie, aunque pasaron muchos años en los que su coste los dejaba reservados para los poderosos. Con el libro de bolsillo de hace unas décadas, cualquiera prácticamente podía comprar y leer libros y hacerse con una pequeña biblioteca. Hoy en día se ha añadido a esta historia el libro digital, que hace posible, como ya dijera el escritor Jorge Volpi, que «La posibilidad de que cualquier persona pueda leer cualquier libro en cualquier momento resulta tan vertiginosa que aún no aquilatamos su verdadero significado cultural». No se pierdan su interesante artículo titulado «Réquiem por el papel» accesible desde este enlace.

Las desigualdades heredadas del pasado siguen y seguirán estando ahí. Se minimizarán algunas y se crearan nuevas. Es la historia. Los cambios se acumulan y sobreponen en una aceleración brutal. El homo sapiens tardó cerca de 190.000 años en entrar en lo que llamamos la Edad de la Piedra, 6.000 mil más en sentar las bases de la escritura, 5.500 más en alcanzar la Edad Moderna, 500 más en llegar al siglo XXI y en estos 15 últimos años transcurridos de este siglo los cambios son vertiginosos. No se trata de enumerarlos todos, pero pensemos en los móviles, internet, ordenadores y en general la tecnología que ha cambiado nuestra forma de estar y ver el mundo. Un ejemplo es que lo que yo estoy escribiendo en este momento, una vez lo suba a la red, en el mismo instante, lo puede estar leyendo cualquier persona en cualquier lugar de la Tierra. Esto es simplemente alucinante y era ciencia ficción hace muy pocos años. Y al igual que estamos hablando de escritos, podemos hablar de imágenes, vídeos, música…

¿Cuánto tardó en llegar a oídos de Isabel la Católica, que estaba en Segovia, la noticia de la muerte de su hermano el rey Enrique IV que falleció en Madrid un once de diciembre de 1.474?
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sábado, 20 de febrero de 2016

ENVEJECIMIENTO




Tras muchos años oyendo hablar de la «tercera edad» para referirse a esa etapa de la vida en que nos acercamos al final, se acuñó un nuevo término, «cuarta edad», para referirse a las muchas posibilidades que surgían en la sociedad moderna para las personas mayores, que ni mucho menos estaban acabadas y podían renacer y ocuparse en muchas cosas no solo en los planos intelectuales sino también en los físicos, siempre de acuerdo a los contextos y a los niveles de salud de cada cual. De estar «acabados» como se decía en el argot popular, los ancianos pueden pasar a llevar una vida activa y plena durante los últimos años de su vida al recuperar su tiempo libre y siempre que sus condiciones pecuniarias se lo permitan, si bien hay multitud de actividades gratuitas o a costes reducidos que pueden hacer, como es mi caso y el de algunos amigos que conozco, que se llegue al punto de estrés por tantas ocupaciones y a escuchar con demasiada frecuencia ese «no tengo tiempo ni para rascarme».

LA O.M.S., Organización Mundial de la Salud, un organismo que se ocupa a nivel mundial de tratar temas de salud, ha publicado en 2015 una guía titulada «Informe Mundial sobre el envejecimiento y la salud» en la que trata sobre temas interesantes en esta etapa de la vida y que puede descargarse libremente en varios idiomas y varios formatos, tanto en papel como en electrónico, en este enlace.

En alguna ocasión he comentado mi extrañeza cuando observo a las personas mayores, y más concretamente en una residencia de ancianos en la que se encuentra mi madre. Lógicamente en las residencias están las personas más necesitadas de cuidados y atenciones y que han perdido su capacidad de cuidarse por sí solos. Yo tengo claro que mi destino final será una residencia pero haré todo lo posible y lo imposible por retrasar mi ingreso. Una cuestión curiosa es que hace unos años se podía ver a los hombres mayores caminando con su garrota por un cierto deterioro físico pero las mujeres se mantenían «en marcha» hasta el final, quizá por sus ocupaciones en la casa que no admitían jubilación. Los tiempos han cambiado y ahora en las sillas de ruedas se ven tanto hombres como mujeres, quizá más mujeres porque los hombres nos morimos antes.

Es necesario que además de los esfuerzos de la OMS o los organismos oficiales, cada cual se conciencie de que para mantener un buen nivel que nos garantice la independencia y el podernos valer para las actividades de la vida diaria, no hay otra manera que cuidarse todos los días sin excepción, hora a hora, ejercitando todo lo posible tanto lo físico como lo intelectual. Un envejecimiento saludable depende de nosotros mismos: para caminar todos los días un rato, leer un libro o hacer un curso MOOC no hace falta mucho dinero sino tan solo voluntad y constancia.

La guía a la que he aludido es un documento muy extenso de doscientas sesenta y seis páginas en papel, del que existe un resumen en treinta y dos páginas que es el que yo he leído. Contiene numerosas indicaciones de los problemas que afectan a los mayores y aporta muchos consejos para que esos últimos años de nuestra existencia sean más placenteros y dichosos. Para abrir un poco boca, a continuación he entresacado algunas frases de la misma que nos pueden hacer pensar un poco.

Por primera vez en la historia, la mayoría de las personas pueden aspirar a vivir hasta entrados los 60 años y más. Esto tiene profundas consecuencias para la salud y para los sistemas de salud, su personal y su presupuesto.

Muchas percepciones y suposiciones comunes acerca de las personas mayores se basan en estereotipos obsoletos. No existe una persona mayor típica.

Datos empíricos demuestran que la pérdida de capacidad generalmente asociada con el envejecimiento solo se relaciona vagamente con la edad cronológica de una persona.

Aunque a la larga la mayoría de las personas mayores experimentarán múltiples problemas de salud, la edad avanzada no implica dependencia.

El envejecimiento saludable es algo más que la ausencia de enfermedad. Para la mayoría de las personas mayores, lo más importante es mantener la capacidad funcional.

Dado que las personas más jóvenes comienzan a contar con vivir más tiempo, también pueden planificar las cosas de manera diferente; por ejemplo, pueden dedicar más tiempo a formar una familia primero e iniciar sus carreras después.

La mala salud no tiene que ser una característica predominante de la edad avanzada.

Las personas con las mayores necesidades de salud en algún momento de sus vidas también pueden ser las que tengan menos recursos para afrontarlas.

La edad avanzada no implica necesariamente dependencia.

Las suposiciones acerca de la dependencia debido a la edad ignoran las numerosas contribuciones que las personas mayores hacen a la economía.

En efecto, sin importar la edad que se tenga, el período de la vida relacionado con los mayores gastos en salud corresponde al último año o los dos últimos años de vida.

El envejecimiento parece haber contribuido solo a alrededor del 2 % del aumento de los gastos en salud, mientras que los cambios relacionados con la tecnología fueron responsables de entre el 38 % y el 65 %.

Los cambios tecnológicos también están acompañando el envejecimiento de la población y crean oportunidades nunca antes disponibles. Por ejemplo, Internet puede permitir una conexión permanente con la familia a pesar de la distancia, o acceder a información para orientar la auto asistencia de una persona mayor o proporcionar apoyo a los cuidadores.

Después de los 60 años, la discapacidad y la muerte sobrevienen en gran parte debido a las pérdidas de audición, visión y movilidad relacionadas con la edad y a las enfermedades no transmisibles, que incluyen las cardiopatías, los accidentes cerebrovasculares, las enfermedades respiratorias crónicas, el cáncer y la demencia.

El entorno ofrece una serie de recursos o plantea una serie de obstáculos que, en última instancia, determinarán si una persona con un determinado nivel de capacidad puede hacer las cosas que siente que son importantes. Así, aunque una persona mayor pueda tener capacidad limitada, aún podrá hacer las compras si tiene acceso a medicamentos antiinflamatorios o a un dispositivo de apoyo (como un bastón, una silla de ruedas o un scooter eléctrico), o si vive cerca de un medio de transporte asequible y accesible.

Se define el Envejecimiento Saludable como el proceso de desarrollar y mantener la capacidad funcional que permite el bienestar en la vejez y es un proceso es un proceso que depende de cada persona mayor.

Resulta imprescindible crear servicios que proporcionen atención integrada y centrada en las personas mayores, garantizar su acceso; orientar los sistemas en torno a la capacidad intrínseca y garantizar que se cuente con personal sanitario sostenible y debidamente capacitado.

Crear entornos adaptados a las personas mayores, que les permitan satisfacer las necesidades básicas propias; aprender, crecer y tomar decisiones; tener movilidad; crear y mantener relaciones; y contribuir.

Enfoques prioritarios en las políticas sociales tendentes a combatir la discriminación por motivos de edad; permitir la autonomía y apoyar el Envejecimiento Saludable en todas las políticas y a todos los niveles.


domingo, 14 de febrero de 2016

DESCONEXIÓN



A medida que se van cumpliendo años es obligado ir pensando en la retirada de ciertas actividades que se vienen realizando. Haciendo una simplificación dicotómica, las razones para ello pueden ser físicas o mentales. Hablando en términos físicos, cuando me acercaba a la cuarentena y con gran pesar tuve que decir adiós a mi actividad como jugador de fútbol que tanto placer me ha proporcionado a lo largo de mi vida; una lesión de menisco y dos operaciones en la rodilla aconsejaban no exponerse a problemas mayores y optar por otros deportes alternativos sin tanto peligro de choque o posturas indeseadas. De ahí surgió mi traslado a los maratones que llegué a finalizar en número de siete. Problemas en la otra rodilla del mismo calado me han hecho olvidarme de los maratones pero aún sigo teniendo mi carrerita tranquila y placentera los fines de semana.

En esta otra entrada titulada «RETIRARSE» de enero de 2011 comentaba otra retirada que en principio pudiera tener un trasfondo físico, pero que realidad no lo tiene. Podría seguir esquiando en mis condiciones físicas actuales, pero llegué a la conclusión de que no me compensa todo lo que rodea a este deporte y como se dice en el argot, colgué las botas y los esquís aunque tras un tiempo en el trastero y debido a su antigüedad acabaron en el punto limpio.

En estos momentos procedo a otra retirada. No tiene nada que ver con asuntos físicos y por ello habría que ponerla en el saco de los mentales. No es una retirada definitiva y podríamos asemejarla al corte de coleta que ejecutan los toreros pero que aunque tiene visos de ser definitiva siempre permite una vuelta a los ruedos.

Hace ya casi dos meses, en diciembre de 2015, se celebraron las elecciones generales en España. La fragmentación de diputados electos que se produjo tiene todavía a estas fechas de mediados de febrero de 2016 unos visos de temporalidad que mucho me temo podrían acabar en nuevas elecciones salvo que las numerosas negociaciones que están teniendo lugar lleguen a puerto, si bien me resisto a decir que sea bueno porque parece que los políticos se dedican más a restar que a sumar actitudes poniendo por delante sus intereses de partido a los de los ciudadanos.

Si echamos un vistazo a la imagen que adjunta a esta entrada, podemos ver ciertos datos que analizados con según qué perspectivas parecen curiosos, no digo de risa, pero sí para llorar. Y la culpa de estos resultados no sólo la tiene la tan cacareada Ley D’Hont, que tiene su parte, pero nadie habla de un concepto tremendo y dantesco que son las circunscripciones provinciales. A la hora de votar en el parlamento, el peso del  voto de los 350 diputados es igual, pero por aquello de que haya representantes de cada provincia, el truco de las circunscripciones juega un papel fundamental que desestructura el sistema.

Cada cual que saque sus conclusiones de estos datos, pero yo digo que momentáneamente me desconecto y que no cuenten conmigo para futuras elecciones nacionales. Ya hace tiempo que no voto al Senado, sin comentarios, y desde ahora no lo haré, salvo que cambie la ley, al Congreso. Me lo pensaré en las Autonómicas y seguiré participando en las locales. Y alguien se preguntará por las europeas, a lo que contesto que según me dé el día.

Algunos pensamientos curiosos a resulta de esos datos. Hay más, pero no quiero alargarlo. Queda claro que los votos de los españoles no valen lo mismo y depende de dónde depositen su voto.

  • Se especula siempre con el porcentaje de votos obtenidos sobre los emitidos. A mí me gusta más hacerlo sobre el censo total. Así, al Partido Popular, nos pongamos como nos pongamos, solo le ha votado efectivamente UNO de cada CINCO españoles. Por esta misma razón, al PSOE solo le ha votado TRES CUARTOS DE ESPAÑOL de cada CINCO españoles mientras que C’s llega raspando a MEDIO español de cada CINCO. No seguimos y especialmente omitimos a PODEMOS por el comentario en el siguiente párrafo.
  • PODEMOS ha sabido tomar buena nota del sistema y aprovecharse de él. Al presentarse fragmentariamente, se ha aprovechado de las circunscripciones pues presenta los mismos números que C’s en su formación central pero el número de diputados obtenidos en sus satélites regionales ha sido altamente productivo.
  • IU ha concurrido, ha vuelto a concurrir, a nivel nacional. Como en anteriores elecciones ha alcanzado el desastre: con más de 900.000 votos solo ha obtenido 2 diputados. Sin comparamos esto con por ejemplo, PODEMOS_EN MAREA, resulta que estos han obtenido el triple de diputados, 6, con la mitad de votos y no digamos si lo comparamos con EAJ-PNV que también ha sacado el triple, 6 diputados, con sólo un tercio de los votos de IU. Podemos seguir comparando hasta EH-BILDU que con menos de un cuarto de los votos ha conseguido el mismo número de diputados.
  • No vamos a comentar el tema de los votos «nulos», que pueden haberse producido queriendo o sin querer y que no influyen pero si podemos llamar la atención sobre los «en blanco» que influyen en los contadores y pueden tener su parte de culpa en el millón y cuarto de votos perdidos al ir a parar a partidos que no han llegado al corte, aquí sí por los presupuestos de la Ley D’Hont. Resumiendo, digamos que el voto en blanco favorece a los más votados y castiga a los menos.
  • Aunque en esto hay truco por la fragmentación, si unimos las formaciones de PODEMOS estas alcanzan 5,2 millones de votos por los 5,5 del PSOE, una cantidad parecida, pero no se parecen tanto los 90 diputados obtenidos por el PSOE a los 69 obtenidos por la juntura de PODEMOS.
Según nos dicen esto es democracia, pero a mí me parece que un poco tendenciosa y dirigida. Pero no nos extrañemos, ya era así en la antigua Grecia, la que dicen cuna de esta forma de gobierno, pues ya allí había un par de familias que alternaban en el mando y que se cuidaban muy mucho de cómo atacarse pensando en la alternancia. Eso sí, dejaban algunas migajas para algunos solitarios que dieran validez al asunto. Ahora esto se llama bipartidismo, aunque parece que si no se ha acabado, las últimas elecciones le han dado un toque de aviso y los que llevan 35 años en el machito han visto peligrar sus sillones. Ya lo dije en otra entrada en este blog titulada «MEDROSÍA» en noviembre de 2011.



sábado, 6 de febrero de 2016

PALEOGRAFÍA



Cuando uno menciona esta palabra a algún amigo inquiriendo si conoce su significado, es frecuente que se produzca una rápida asociación del prefijo «paleo» con cosas antiguas, por aquello del paleolítico que a todos nos suena. Luego, pensando un poco, también es conocido el sufijo «grafía» con lo que el significado del término queda rápidamente desvelado: «Ciencia de la escritura y de los signos y documentos antiguos».

En mis visitas a museos siempre me ha llamado la atención la existencia de manuscritos de siglos pasados y en alguna ocasión he intentado leer sus contenidos. Me ha ocurrido varias veces pero recuerdo una en especial en mi visita al Archivo General de Simancas, situado en una fortaleza en este coqueto pueblo vallisoletano. Accediendo como simple visitante, uno se pueda dar cuenta de la ingente cantidad de documentación existente y atisbar la riqueza de la misma hasta quedar abrumado. Supongo que consiguiendo una documentación o carnet que te acredite como investigador y previa solicitud de los permisos correspondientes se podrá acceder a los archivos para su estudio. Un asunto que queda pendiente para el futuro.

La magia de internet permite a simples mortales aficionados como yo acceder a documentos de este tipo. Andaba yo desde hacía años detrás de realizar un curso de paleografía y había comprado algunos libros y manuales sobre el asunto, entre los que destaco el «Manual de paleografía diplomática española de los siglos XII al XVII» un método teórico práctico para aprender a leer estos documentos y cuyo autor es Jesús Muñoz Rivero. Se trata de un libro publicado en 1972 y que hay que buscar en los libreros de viejo como usado y del que hay varios ejemplares disponibles en estos momentos por menos de diez euros en total en una librería de Cleveland, EE.UU. a través de la plataforma Iberlibro. Hay algunos cursos presenciales en Madrid sobre este asunto y algo de documentación en la carrera de Geografía e Historia que puede realizarse a distancia a través de la UNED.

Con todos estos planteamientos, en agosto de 2014 apareció en la plataforma web de Coursera un curso titulado «Deciphering Secrets: Unlocking the Manuscripts of Medieval Spain» que traducido vendría a ser algo así como «Descifrando los secretos de los manuscritos de la España medieval». Se trataba de un curso de doce semanas que se iniciaba con temas históricos acerca de la convivencia en España y en el siglo XV entre cristianos, musulmanes y judíos, para seguir con clases prácticas de paleografía e interpretación de los signos utilizados en aquella época, todo conducente a una traca final de cuatro semanas en las que cerca de diez mil estudiantes de todo el mundo nos esforzamos en traducir todas las páginas de las Actas Capitulares de la catedral de Plasencia. Yo formé equipo con una rusa y un californiano para revisarnos nuestros respectivos trabajos. La idea era que cada estudiante tradujese tres páginas de las veinte que se le ofrecía, pero yo recuerdo haber disfrutado tanto que traduje en cada semana las veinte que tenía disponibles. En todo momento se te decía que era un material privado y que no traicionaras la confianza depositada por el Deán de la catedral al liberar parcialmente esta documentación para la realización del curso. Obtuve el correspondiente certificado, además y perdón por la inmodestia, con distinción al haber realizado todos los test y trabajos recomendados por el curso.

Disfruté enormemente con estos estudios, tanto que recuerdo que fue en verano y alguna de las semanas estaba de vacaciones, con lo que madrugaba para salirme a la terraza de la habitación del apartamento a realizar mis traducciones paleográficas y no molestar a la familia que estaba durmiendo. Es de suponer que habrá nuevas ediciones de este curso, totalmente recomendable y que situaría entre los tres mejores que he realizado en los dos últimos años y que ya se acercan a la cincuentena.

Para guinda de este pastel, el profesor director de este curso, de nombre Roger Louis Martínez-Dávila, que pudiera parecer español por los apellidos pero no lo es, ha obtenido una beca y se encuentra en España durante los próximos tres años encuadrado en el Área de Humanidades de la Universidad Carlos III de Madrid para intentar desarrollar nuevos cursos similares a este que hemos comentado. Lo está intentando en la Catedral de Burgos pero como se suele decir, con la Iglesia hemos topado, pues está encontrando numerosas trabas para la realización de su labor. Esperemos que en los otros frentes abiertos, en Toledo y Granada por ejemplo, tenga más éxito y sus propuestas sean acogidas con cariño lo que derivará en que numerosas personas de todo el mundo podamos disfrutar de estas maravillas que guardadas en cajones no sirven para nada.

Su presencia aquí motivó un entrañable acto que tuvo lugar el pasado lunes uno de febrero de dos mil dieciséis en las instalaciones de Madrid del C.S.I.C. Centro Superior de Investigaciones Científicas, en la que durante un par de horas una quincena de los estudiantes que realizamos el curso hace dos años pudimos interaccionar en vivo y en directo con el profesor para intercambiar impresiones y hacernos partícipes de sus nuevos proyectos. Una acto como digo muy cordial y emotivo del que queda la fotografía que figura al pie de esta entrada. 
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