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domingo, 12 de junio de 2016

MERCADOTECNIA





Buena palabreja donde las haya, pero es que las de «publicidad» y «propaganda» ya han sido utilizadas como título en este blog y no es cuestión de repetirse, que la lengua española es muy rica en sinónimos. Y de paso una visita al diccionario para ver que mercadotecnia se refiere al «conjunto de principios y prácticas que buscan el aumento del comercio, especialmente de la demanda». Digamos que los principios, aunque hay que tenerlos, no me importan mucho para el comentario de esta entrada mientras que por el contrario las prácticas es el apartado en el que puesto mayormente mi atención. Se trata por todos los medios que el consumidor consuma un determinado producto y para ello hay que llegar a él por todos los medios posibles. A lo largo de los últimos años la propaganda se ha diversificado y se ubica en numerosos medios escritos, radiofónicos, televisivos, y en la red.

Recuerdo que hace unos años hubo una campaña para retirar los anuncios que en grandes paneles proliferaban en los laterales de las carreteras; se pretendió que podían despistar a los conductores y provocar situaciones de accidente. Hasta el más famoso de los anuncios de carretera, el conocido «toro» de Osborne se vio amenazado por la voracidad eliminatoria de la administración y aunque al final fue digamos indultado, creo que algunos de ellos desaparecieron.

Como pasa con todo, el tiempo da y quita razones y aquello se nos revela ahora como una renovación de las concesiones ya que las carreteras vuelven a estar pobladas de paneles con anuncios. Qué ocurre, ¿es que ahora no despistan a los conductores? Y es que además, por si fuera poco, muchos de ellos no son estáticos sino que son verdaderas pantallas gigantes que te saltan a la vista con anuncios cambiantes a los que es muy difícil resistirse a mirar, lo cual sí que es peligroso. Supongo que habrá normativa relativa al tipo de imágenes y la movilidad de las mismas que se puedan utilizar en este tipo de anuncios pero ya se sabe que las normas están para saltárselas porque siempre es más barato pagar la multa correspondiente si llega a imponerse y la comparamos con los beneficios obtenidos.

Ciertas prácticas deberían estar prohibidas y retiradas de la circulación. Cuando ya se habían conseguido eliminar gran parte de los anuncios destinados a los automovilistas, vuelve y con fuerza; es de suponer que como en todo existe un trasfondo económico muy poderoso que fomenta esta actividad y máxime ahora con las enormes posibilidades que suponen las pantallas cuyo contenido se puede cambiar a distancia y adecuarlo en función de los parámetros que se estimen oportunos. Cuando antaño eran estáticos, teníamos la garantía de que si pasábamos todos los días por el mismo punto, el anuncio era el mismo durante meses, ya que su sustitución a base de papeles pegados por operarios era bastante costosa.

Pero la clave de esta entrada me ha surgido en las propias carnes por una práctica que aunque ya no es muy utilizada sí que surge de vez en cuando sobre todo a niveles locales. Me refiero al uso de papeles sujetos a los limpiaparabrisas del coche. Supongo que serán campañas pero llevo ya unos días, quizá semanas, que cuando acudo a recoger mi vehículo tras el trabajo me tengo que molestar en retirar la propaganda de un restaurante que han abierto en la zona. Todos los días lo mismo, ya me lo sé de memoria desde el primer día y lo que consiguen en lugar de que me entren ganas de ir a él, es un cabreo mayúsculo y que le ponga la cruz de por vida.

¿Qué piensa Vd. que ocurre con esos papeles de propaganda? Yo me molesto en recogerlos y cuando llego a casa los pongo en la bolsa que tenemos para el reciclado de papel. Pero la mayoría de los conductores o bien no lo retiran del parabrisas, con lo que se vuela al poco tiempo de iniciar la marcha o, lo que es peor y lo he visto con mis propios ojos, lo cogen y sin siquiera leerlo lo tiran al suelo. Los alrededores de la zona donde aparco están llenos de estos restos.

Pero hay otro peligro en este asunto: que llueva. Como se puede ver en las dos fotografías, numerosos coches de la zona han quedado marcados como si fueran reses por unas manchas blancas resultado de haberse quedado pegadas al cristal las tintas de los papeles de propaganda. Y hay que decir que cuesta mucho quitarlos, teniendo que emplear una rasqueta, agua caliente y un buen rato de dale que te pego, acordándose del restaurante de marras, la clínica que ofrece tratamientos, el gimnasio cercano o establecimientos similares.

Como digo, ciertas prácticas deberían estar prohibidas, de forma rotunda y tajante. Si la policía municipal pasa por una zona donde muchos coches están «atacados», debería haber una ley que les permitiera tomar una fotografía, retirar esa propaganda de uno de los vehículos y personarse en el comercio o empresa correspondiente para levantarles un acta sancionadora y obligarles a que pasen por todos los coches y retiren las hojas. El suelo de los alrededores y los servicios de limpieza de la zona se lo agradecerían y los conductores, al menos los que piensen como yo, también. Pero como todo en esta vida tiene dos caras, las imprentas que se dedican a este tipo de anuncios no se alegrarían tanto.