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martes, 13 de diciembre de 2016

NEANDERTALES



La palabra científica correcta para describir esta especie humana extinguida es «Homo neanderthalensis». El nombre fue asignado al descubrir los primeros restos fósiles en el valle alemán de Neander en 1856. Convivieron con nosotros los «Homo sapiens» durante miles de años pero se extinguieron hace treinta mil años de las zonas europeas y asiáticas donde residían. Como ocurre con muchos vocablos técnicos o científicos, acaban por ser usados con insinuaciones despectivas y utilizados como insultos para referirse a personas rudas, toscas e incluso carentes de rasgos de inteligencia humana, cuestión bastante lejos de la realidad.

A lo largo del tiempo han existido muchas connotaciones infundadas sobre esta especie. Los modernos estudios, especialmente los de genética, van poniendo las cosas en su lugar para determinar de forma más fehaciente las características de esta especie y actualizar los conocimientos en cuanto a su aspecto físico, sus formas de vida y sus capacidades, en suma, su cultura. La propia fisonomía que durante años se asemejaba más a simios que a humanos, ha sido dulcificada y acondicionada a tenor de los nuevos descubrimientos, presentando unas formas humanas bastante similares a las actuales. Es obligado mencionar que los sapiens compartimos con ellos parte de nuestros genes.

Hay veces que se tienen las cosas muy cerca y uno no se entera, a pesar de un demostrado interés por estos temas. Resulta que en el valle del Lozoya, muy cerca de Madrid, en el pueblo de Pinilla del Valle, existe un yacimiento en el que moraron neandertales durante miles de años y que está en estudio activo con realización de excavaciones anuales. Uno de los directores es el paleontólogo Juan Luis Arsuaga, que también participa en el más famoso yacimiento de Atapuerca al que dediqué una entrada que se puede consultar en este enlace, siendo los otros codirectores el arqueólogo Enrique Baquedano y el geólogo Alfredo Pérez-González. Actualmente es visitable, de forma gratuita, con guías expertos que procuran un agradable paseo por un entorno privilegiado y hacen las delicias de grandes y pequeños con sus esquemas, sus indicaciones y sus explicaciones. Es necesario reservar la visita con antelación, lo que se puede hacer a través de la página web del yacimiento donde hay más información.

Aprovechando las festividades españolas de la semana pasada, el dedicado a conmemorar la Constitución fue un buen día para evadirse de la ciudad y dedicarse a enriquecer la cultura personal y ensanchar un poco el espíritu en contacto con la naturaleza. Elegimos como hora de visita las 12:30 aunque es un poco tarde como pudimos descubrir después, ya que acabamos cerca de las tres, buena hora si hubiéramos sido previsores y nos hubiéramos llevado comida campestre pero un poco tarde para los restaurantes. Desde el punto de encuentro con los guías en la localidad de Pinilla, perfectamente descrito en la página web y en el correo electrónico de confirmación que te remiten, hay un paseo de cerca de media hora por los alrededores del embalse que el guía aprovechó para ilustrarnos sobre las condiciones geográficas y orográficas de la zona. Una vez llegados al yacimiento, cuya entrada puede verse en la fotografía que acompaña a esta entrada, se nos pasó el tiempo volando siguiendo las explicaciones sobre la especie, el yacimiento, la cultura, las herramientas, las formas de vida y mil y una anécdotas y comparaciones que hicieron las delicias de todos los participantes.

Acabada la visita, el paseo de retorno no fue tan agradable por la premura de tiempo y lo tarde que se hacía para buscar un restaurante, aunque los propios guías nos recomendaron algunos en Pinilla y en la cercana localidad de Lozoya. En resumen, una visita muy recomendable que deberíamos tratar de hacer con buen tiempo ya que toda la visita transcurre al aire libre.