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domingo, 11 de febrero de 2018

EJERCICIO-2




Como ya quedé emplazado por mí mismo en la entrada de la semana anterior, continúo con mis divagaciones sobre el tema del ejercicio, ahora enfocadas a la segunda de las patas que mencionada y que nos es otra que la referida al entrenamiento del cerebro, de la mente. Es tan o yo diría que más importante que el ejercicio físico, pues en las etapas finales de la vida es fundamental conservar una lucidez  en nuestro pensamiento que nos permita seguir disfrutando de muchas cosas que se nos ofrecen hoy en día aún en el hipotético caso de que estemos postrados en un sillón por incapacidad física.

Como ya ocurre con las físicas, los ritmos de vida diarios en las sociedades denominadas avanzadas han eliminado un sinfín de actividades mentales que realizábamos a diario y que nos servían, sin darnos cuenta, para mantener nuestro magín en estupendas condiciones. Cada uno en su trabajo ejercitaba de muchas maneras la mente a lo largo del día. El ejemplo que ya tengo por clásico cuando hablo de este asunto es el de los dependientes de un comercio que ahora son casi todos cajeros —cajeros según el diccionario incluye a ellos y a ellas por lo que me niego en redondo a mencionar expresamente a ambos—.

Cuando mi madre antaño me mandaba a hacer la compra al mercado, al finalizar la misma el tendero me decía que la cuenta subía a, por ejemplo, treinta y seis pesetas con cuarenta céntimos. Yo le daba una moneda de cincuenta pesetas —había también billetes pero circulaban muy poco— y el tendero empezaba con su retahíla que servía para ejercitar la mente mientras me iba dando el cambio: con estos diez céntimos hacen cincuenta, y cincuenta hacen treinta y siete, y tres más hacen cuarenta y con estos dos duros las cincuenta que me has dado. Ejercicio puro y duro para la mente del tendero y de paso para la mía verificando que todo era correcto.

Ahora, los cajeros teclean en la caja registradora la cantidad que les has entregado, cuando no se paga con tarjeta, y la «maquinita» le dice el importe exacto que te tienen que devolver. Nada de cálculos mentales ni de ejercitar la mente en actividades diarias y simples como esta. Por ello, ahora, al igual que hacemos con ir al gimnasio, tenemos que entrenar voluntariamente la mente, cosa que muchos no hacen, con juegos en la Nintendo, «Apps» en el teléfono inteligente o programas de ordenador. Y lo malo es, como digo, que la gran mayoría no lo hacen.

He referido en este blog en anteriores ocasiones mi acercamiento a los cursos MOOC. En uno recientemente realizado titulado «Promoción del envejecimiento activo», auspiciado por la universidad Autónoma de Madrid en la plataforma EDX, se hace hincapié en estos asuntos dando mil y una razones para no descuidar este aspecto a lo largo de la vida, pero especialmente en sus últimas etapas que es cuando las personas se abandonan paulatinamente y sin querer se hacen amigas de personas poco gratas como el alemán Alois Alzheimer o el inglés James Parkinson, entre otros menos conocidos, lo que supone un deterioro en sus condiciones de vida y, no lo olvidemos, de los seres queridos que les rodean.

Entre otros muchos asuntos tratados en el curso, había una recomendación a las plataformas en internet especializadas en tareas que desarrollan la mente y evitan su atrofia. Una de ellas es COGNIFIT, accesible desde este enlace, uno de cuyos pantallazos de ejercicios podemos ver en la imagen. Hay diferentes apartados para particulares, familias o profesionales, teniendo que registrarse con un correo electrónico, pero merece la pena, siempre y cuando nos conjuremos para dedicarle un tiempo diario o al menos un par de veces o tres por semana. De todos los que ofrecen, que son muchos y progresivos si nos apuntamos a un plan evolutivo, recomiendo probar con el que está resaltado y que se titula «Golpea al topo». Entretenido, requiere una cierta concentración a medida que va avanzando para pasar las pruebas sin ser complicado. Como digo, hay muchos más de diferentes niveles que nos irán ejercitando la mente de una forma entretenida aunque en algunas ocasiones sea un poco estresante, pero los beneficios finales son muy recomendables.

Hay muchos sitios con entrenamientos mentales de este tipo. Será cuestión de buscar alguno que nos guste o se acomode más a nuestras capacidades. Otro que yo personalmente he probado en alguna ocasión es UNOBRAIN. Además de estar enfocado a público en general, dispone de entrenamiento específico para deportistas, opositores, conductores, ejecutivos, niños… y mayores de 60, un apartado especial para el tema que estamos comentando. Dentro de estos programas ofertados podremos entrenar más específicamente aspectos relacionados con la atención, la memoria, la percepción, la rapidez , las funciones ejecutivas, la concentración o la relajación. 

Creo que está claro que la vida actual ha reducido la actividad cerebral de manera drástica. Recibimos mucha información pero la admitimos sin procesarla, de una manera bastante pasiva. Cualquier que se ve en la necesidad de realizar una operación matemática sencilla, tira del móvil sin plantearse realizar el pequeño esfuerzo que supone el intentar hacerla mentalmente. Por ello, es muy importante tomar conciencia de esto y al igual que se pone remedio en la parte física acudiendo al gimnasio, ponerlo en la parte mental estimulando nuestra curiosidad y participando en tareas como las propuestas. Sería mucho mejor hacerlo en grupo, pero esto es cada vez más difícil en nuestra sociedad «avanzada» y especialmente cuando se va entrando en una cierta edad. Al menos hagámoslo en solitario, sus beneficios serán a largo plazo, pero merece la pena.